RECORE: VIEJA ESCUELA Y NUEVOS TIEMPOS

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En el último trimestre del recién despedido 2016 aparecieron gran cantidad de juegos con la etiqueta de esperadísimos. A nivel personal destacaría uno por encima de todos: Recore. Para empezar, venía respaldado por Keiji Inafune, diseñador en el primer Street Fighter, productor de Onimusha o Dead Rising y uno de los padres de Megaman. A ello hay que sumar a parte del equipo que trabajó con el gran Metroid Prime. Y por si fuera poco, con los guionistas de Halo y Destiny. Casi nada. Estas fueron las credenciales con las que se anunció en el E3 de 2015. Naturalmente con estos padrinos no podía salir nada más que el juego del año. Pero ¿por qué no ha sido así?

LA HISTORIA

Podemos definir a Recore como un juego ambicioso. Todo el concepto es brillante, idea tras idea. En primer lugar, la historia. Tras una plaga conocida como el Diablo de polvo que vuelve la Tierra inhabitable se envían naves de expedición al espacio para buscar nuevos mundos donde la humanidad pueda vivir. Para ello, se desarrollan unos robots que funcionan con núcleos de energía con un alto grado de inteligencia artificial definida. Hay pastores, guardianes, excavadores, trepadores… que, se supone, ayudarán a crear una nueva base humana: Edén Lejano. Por supuesto, uno de estos robots, Victor, desarrolla demasiado esa IA y se rebela. En éstas, despierta de su criogenización Joules, la protagonista que luchará contra los robots hostiles.

De este modo, lo que se suponía iba a ser un nuevo mundo frondoso donde Joules ayudaría en la migración resulta en una vasta extensión desértica con Victor impidiendo cualquier comunicación o posibilidad de vida humana.

En lugar de crear un mundo nuevo mundo habitable los robots han desolado Eden lejano.

En lugar de crear un nuevo mundo habitable los robots han desolado Edén lejano.

RECORE ES DE TODO UN POCO

Hasta dar con Victor tendremos que explorar un mundo lleno de peligros y sobre todo de plataformas. Existen mazmorras subterráneas, bases enemigas y secretos escondidos a los que accedemos a base de saltos dobles, propulsores y por ensayo y error mil veces. Plataforma de la vieja escuela, como hacía tiempo que no se hacía sin que resultara lineal, en un mundo semiabierto.

Para esta aventura disponemos de un rifle, del que hablaremos después, y de robots amigos. Desde un perro que rastrea por la arena, una araña trepadora, un simio puro músculo o un pequeño dron volador.

Con roboperro podemos encontrar ítems bajo la arena.

Con roboperro podemos encontrar ítems bajo la arena e incluso núcleos prismáticos.

No sólo ayudan en la exploración, también en los combates, a los que hay que sumar un componente extra a tener en cuenta: el color. O mejor dicho, los colores, porque Recore, sin ser un portento luce bastante bien con un diseño sobresaliente. Mazmorras con láseres verdes y rojos mientras pasamos por nubes venenosas moradas y disparamos rayos color amarillo contra enemigos azules. Fuegos artificiales con etiquetas de combo y puntuaciones a la vez que saltamos entre rocas o volamos en tirolina con nuestro dron. Una pasada.

MENOS ES MÁS

Pero este despliegue de colores no es gratuito. Cada enemigo tiene un color, nuestro rifle y robots también. Si nos enfrentamos a un contrincante amarillo usar el disparo amarillo del rifle le hará más daño. Igual si usamos un robot con armadura del mismo color que el enemigo. Pongamos además que tenemos un tiempo limitado para superar la fase, que debemos disparar a dianas para desbloquear una puerta o que hemos de recoger interruptores por el camino. Intenso, ¿verdad? Eso es Recore, plataforma de la vieja escuela multiplicada por mil, con nuevas ideas revitalizantes.

Mezclando piezas que recolectamos podemos conseguir mejoras en nuestros robots.

Mezclando piezas que recolectamos podemos conseguir mejoras en nuestros robots.

Y por si fuera poco podemos mejorar los robots recogiendo piezas de chatarra y mezclándolas para crear nuevas. Gracias a ellas podemos digievolucionar nuestros amigos aumentando las estadísticas de sus habilidades. En cada robot amigo hay que acoplar un núcleo intercambiable con unas características centradas en defensa, en ataque o energía. Nuestro rifle también se mejora consiguiendo los colores de disparo (hasta 4) y así cambiarlos con la cruceta para adecuarlo a la lucha según el enemigo.

Este, a mi modo de ver, es uno de los mayores problemas del título, el querer abarcarlo todo: rol, aventura, plataforma y acción. Es una mezcla de todo un poco que convierte algo atractivo en un producto inmaduro. Aunque a posteriori toda esa intensidad la valoro positivamente he de reconocer que durante el juego a veces sentía frustración por tanta información, tantas cosas a tener en cuenta y tanto caos en pantalla. Hay una dosis de cada cosa, como un cocktail que dejamos a medio beber en una fiesta divertida. Y hago esta comparación porque al terminar Recore me apareció un logro diamante de Xbox, y es que sólo el 2% de jugadores habían terminado el juego. Increíble.

¿QUÉ TE PASA JOULES?

¿Cómo puede ser que un juego que viene respaldado por pesos pesados de la industria, con tantas posibilidades, exclusivo de Xbox One (y Windows 10), con una campaña decente tanto por historia como por duración (unas 30 horas), haga que el 98% de sus jugadores lo abandone?

El color también juega en Recore.

El color también juega en Recore.

Primero, por ese efecto pastiche que da sensación de juego poco pensado. Segundo por el pobre rendimiento técnico, incluso post parches. Y no me refiero a que ofrezca gráficos de la generación anterior. Sino a tiempos de carga eternos. Vale, estamos mal acostumbrados. ¿Ya nadie recuerda los loading infinitos cada 3 pasos en PSX? Pero en esta generación y en un juego que busca intensidad al máximo nivel es imperdonable.

Tercero: la sensación de estar recolectando recursos. Porque al fin y al cabo, de eso va Recore, de recolectar. Los núcleos prismáticos contienen información. Son la IA de algunos robots y abren las puertas de acceso a Victor, el boss final. Para conseguirlos hemos de arrancárselos a los monstruos metálicos, extrayéndolos con un cable manejado por el joystick derecho. ¡Con delicadeza, que se rompe! De nuevo más variables a tener en cuenta que pueden abrumar al jugador (aunque esta es una delicia). Además, en su afán por tenerlo todo cuenta con bestiario. Algo que se agradece y que no todos los juegos incorporan (véase Final Fantasy XV).

Joules, ¿la heredera de Samus Aran?

Y el cuarto punto y quizá más importante viéndolo en perspectiva: la prensa. Los medios con reviews o noticias capciosas han dilipadidado el porvenir de Recore: porque no vino calificado como triple A, porque no estaba a la altura, porque no se dobló al castellano, etc. Mi hipótesis es que todos se volcaron en promocionar No man´s sky en el que posiblemente sea el mayor bluf de los últimos años a nivel comercial. Y eso, también pasaba por derribar un gran juego de la competencia.

CONCLUSIONES

Es cierto que los defectos de Recore son importantes, haciéndolo un juego irregular cuando podría haber sido un título redondo. Pero sus virtudes lo convierten, en mi opinión, en un clásico instantáneo. Uno de esos juegos que no colmó las expectativas imposibilitando una segunda entrega pero que el tiempo pone en el lugar que se merece. El típico juego que se revaloriza con el tiempo y se vuelve de culto. Sin ir más lejos hay en youtube varios speedrun de auténtica locura, de vicio puro y duro.

¡A plataformear!

Rampas, saltos, bolas gigantes, enemigos, saltos dobles… ¡a plataformear!

En definitiva, un juego que dentro de unos años se verá con otro ojos, estoy convencido. Desde luego no es todo lo épico que cabría esperar, y esa es mi sensación tras terminarlo, pero sigue siendo un muy buen juego. Un título de notable alto que merece la pena jugar, que a ratos gusta mucho, muchísimo. Así que si los reyes os han obsequiado con este tesoro, podéis sentiros afortunados.

 

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